Siempre fui considerado el vago de la familia,
el vago de mis ¿amigos?
situación que no me desagradaba del todo, en absoluto
prefería pasarme horas y más horas recostado
sobre el techo de la habitación del fondo, fumando
mirando el cielo azul con sus nubes en
forma de ovejas follando y
las estrellas irrumpiendo sobre la tarde noche
recuerdo a un simpático imbécil
con sus imbéciles amigos
reírse de mi en una casa de putas
señalándome y casi gritando vox populi: “este flojo de mierda
es el que se gana la vida hablando, escribiendo huevadas”
…”este hueón –continuaba su discurso reputeándome con su dedo índice-
jamás ha agarráo una pala”.
Me hubiese gustado rebatirle
sus argumentos, pero en lo de la pala tenía razón.
Mi alegato final se limitó a alzar la copa y brindar
por ellos,
me fui del sagrado lugar al amanecer, ebrio hasta los huesos, ellos invitaron
todas mis copas,
aquel día dormí hasta las tres de la tarde, la resaca me saco de la cama, abrí una cerveza bestialmente fría
e intente escribir un poema inmortal, pero me fue imposible, el calor infernal estaba propagado en mi cerebro
imaginé por un instante a mis enjuiciadores de la noche
anterior,
cavando una zanja, picota y pala en mano, con cefalea demoníaca
la imagen fue fugaz, precisa, aterradora
tome aliento
lanzándome en cámara superlenta a la cama
a seguir durmiendo.
Las próximas doce horas soñé con libros gigantes persiguiéndome
intentando aplastarme, mientras mis borrachos inquisidores me salvaban una y otra vez, con sus palas como espadas, ¡sálvate! ¡vamos! ¡sálvate!
¿de que? –les preguntaba y no respondían-
no puede haber mejor muerte que aplastado por un clásico de Kafka, ¿no lo crees Chinaski?
no debe ser nada bueno eso de leer tanto y perder el tiempo como un vago, retumbaba en mis oídos sangrantes la voz ronca de mi padre.
el vago de mis ¿amigos?
situación que no me desagradaba del todo, en absoluto
prefería pasarme horas y más horas recostado
sobre el techo de la habitación del fondo, fumando
mirando el cielo azul con sus nubes en
forma de ovejas follando y
las estrellas irrumpiendo sobre la tarde noche
recuerdo a un simpático imbécil
con sus imbéciles amigos
reírse de mi en una casa de putas
señalándome y casi gritando vox populi: “este flojo de mierda
es el que se gana la vida hablando, escribiendo huevadas”
…”este hueón –continuaba su discurso reputeándome con su dedo índice-
jamás ha agarráo una pala”.
Me hubiese gustado rebatirle
sus argumentos, pero en lo de la pala tenía razón.
Mi alegato final se limitó a alzar la copa y brindar
por ellos,
me fui del sagrado lugar al amanecer, ebrio hasta los huesos, ellos invitaron
todas mis copas,
aquel día dormí hasta las tres de la tarde, la resaca me saco de la cama, abrí una cerveza bestialmente fría
e intente escribir un poema inmortal, pero me fue imposible, el calor infernal estaba propagado en mi cerebro
imaginé por un instante a mis enjuiciadores de la noche
anterior,
cavando una zanja, picota y pala en mano, con cefalea demoníaca
la imagen fue fugaz, precisa, aterradora
tome aliento
lanzándome en cámara superlenta a la cama
a seguir durmiendo.
Las próximas doce horas soñé con libros gigantes persiguiéndome
intentando aplastarme, mientras mis borrachos inquisidores me salvaban una y otra vez, con sus palas como espadas, ¡sálvate! ¡vamos! ¡sálvate!
¿de que? –les preguntaba y no respondían-
no puede haber mejor muerte que aplastado por un clásico de Kafka, ¿no lo crees Chinaski?
no debe ser nada bueno eso de leer tanto y perder el tiempo como un vago, retumbaba en mis oídos sangrantes la voz ronca de mi padre.
© Eduardo Duarte
Poema del Texto "SUPONIENDO DE DIALOGOS CON CHINASKI"
Barcelona 2009
Imagen Fachada de la Biblioteca Pública de Kansas City, Estado de Missouri.
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